10 años de la crisis económica de 2008

10 años de crisis mundial 2008
Diez años después de la crisis mundial del 2008
En marzo del 2008, el banco de inversión Bearn Stearns quedó sin liquidez y fue adquirido por JP Morgan. En septiembre del mismo año, el Tesoro de Estados Unidos tuvo que llegar al rescate de dos de las más grandes agencias hipotecarias, Fannie Mae y Freddie Mac. Días después, el 15 de septiembre, el cuarto banco de inversión más grande de Estados Unidos, Lehman Brothers, se declaró en bancarrota después de haber perdido 95% de su valor en bolsa. Para evitarle el mismo destino al banco Merrill Lynch, se acordó su venta a Bank of America. El 17 de septiembre la Reserva Federal inyectó US$85.000 millones de dólares a una de las empresas aseguradora más grandes de Estados Unidos, AIG, para impedir su derrumbe. El número de trabajos perdidos en Estados Unidos a finales del 2008 fue US$2,6 millones. Alrededor del mundo, la cifra se estima entre US$7 y US$8.8 millones. Trillones de dólares se perdieron en el mercado de bienes raíces y en el de acciones. El costo que asumieron los contribuyentes para salvar la economía estadounidense fue de US$73 billones. ¿Cómo se llegó a ese punto? Al cumplirse diez años desde de la crisis financiera más grande de lo que va del siglo, es importante recordar cómo el auge de créditos, la apreciación de los activos -siendo la vivienda el más importante-, la creación de nuevos instrumentos financieros, la liberalización financiera, y la codicia de unos pocos llevaron a la desestabilización global. Para entenderlo, es necesario empezar la historia unos años atrás. Desde 1981, el secretario del Tesoro de Estados Unidos, Donald Regan, le dio inicio a una era de treinta años de desregulación. Nuevos instrumentos financieros, como los derivados, empezaron a aparecer en el mercado. Estos son un contrato entre dos o más partes cuyo valor se deriva de un activo subyacente. Este último de acuerdo con la Cámara de Riesgo Central, es una variable directamente observable, tal como un activo, un precio, una tasa de cambio, una tasa de interés o un índice. La suma de los nuevos instrumentos financieros y la falta de regulación dieron paso a un cambio en el funcionamiento del mercado de créditos, especialmente, del hipotecario. Tradicionalmente, el comprador de una casa pagaba la hipoteca cada mes y el dinero iba al prestamista local. En el nuevo sistema, los prestamistas vendían las hipotecas a bancos de inversión, quienes combinaban miles de estas operaciones y otros tipos de préstamos para crear derivados llamados “Obligación de deuda Garantizada”, más conocidos como CDOs (siglas en inglés). A su vez, los bancos de inversión vendían los CDOs a inversionistas. La cadena de deuda se volvió aún más grande al introducirse los “Credit Default Swaps”, que funcionaban como un seguro para los inversionistas dueños de CDOs. Los inversionistas pagaban a agencias aseguradoras, siendo AIG la más grande, una cuota trimestral a cambio de que asumiera el riesgo del CDO. Los especuladores entraron al panorama, comprando CDOs que creían les iba a traer problemas a las aseguradoras. Así, si los CDOs fallaban, los inversionistas y los especuladores recibían dinero de las aseguradoras. La situación se volvió compleja debido a que la mayoría de los CDOs estaban compuestos por préstamos de alto riesgo, conocidos como “Subprime loans”. Esto quiere decir que los acreedores y los bancos de inversión estaban dando créditos a personas que probablemente no podían pagarlo. Cada vez más personas accedían a crédito y compraban casas. Esto llevó a que los precios de las viviendas subieran demasiado, generando la famosa burbuja inmobiliaria. ¿Qué lecciones nos dejó y cómo se superó esta crisis? En los siguientes artículos de este especial le contamos. Si quiere saber más sobre el tema lo invitamos a leer y compartir el artículo: ¿La construcción de un rascacielos es el principio de una crisis económica?

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