EBITDA, Una herramienta clave para inversiones inteligentes

El Ebitda es un indicador que se debe tener en cuenta a la hora de invertir

Las finanzas corporativas recopilan una multitud de indicadores que se utilizan para evaluar el desempeño y la salud financiera de una empresa. Algunos de estos corresponden a el total de ingresos, activos, pasivos, utilidades, etc.

Sin embargo, hay un indicador en específico que conjuga parte de los ya nombrados junto con otros factores importantes a la hora de evaluar la competitividad de una empresa como lo son los gastos administrativos y de ventas, y la depreciación del capital, un término que explicaremos más adelante, el cual es el EBITDA.

Uno de los más destacados, y quizás menos comprendidos, es el EBITDA. Esta sigla, que significa ‘Beneficios antes de Intereses, Impuestos, Depreciación y Amortización’ (Earnings Before Interest, Taxes, Depreciation, and Amortization, por sus siglas en inglés), a primera vista, puede parecer una fórmula complicada, pero su significado y utilidad son importantes a la hora de tomar decisiones de inversión y hacer análisis financiero.

Según el Consultorio Contable de la Universidad EAFIT de Medellín, el EBITDA describe una idea clara del rendimiento operativo de las empresas, es decir, si la empresa está generando ganancias o pérdidas en su operación. Su cálculo, según el documento, se debe hacer tomando la utilidad bruta de la empresa y restarle los gastos administrativos y de ventas (resultado que se conoce como el EBIT, ‘Beneficios antes de Intereses e Impuestos’), y sumarle las depreciaciones y las amortizaciones. 

Aspectos claves para interpretar el EBITDA

Es importante recordar que la utilidad bruta no es lo mismo a utilidad neta, ya que la segunda tiene descontado per sé comisiones, impuestos, gastos operativos y otros servicios. Por esta razón, según el Fondo Nacional del Ahorro (fna), se entiende como utilidad bruta a las ganancias de una empresa a través de la venta de sus productos, luego de restar los costos asociados a su producción, es decir, lo que costó fabricar el producto.

Los gastos administrativos y de ventas, respectivamente, son los desembolsos hechos para mantener y administrar sus operaciones diarias y los recursos requeridos para la distribución, entrega y promoción de los productos y/o servicios de la empresa.

Y, por último, las depreciaciones y amortizaciones son lo que hay que invertir en los bienes tangibles e intangibles -tipos de capital- para que sigan produciendo en la misma medida. En otras palabras, según el glosario de Banco Santander, el término hace referencia a la reducción del valor de un activo o un pasivo con el paso del tiempo.

Existe una crítica importante, por ejemplo de Warren Buffett,  al indicador en lo referente a la realidad del efecto de la depreciación y amortización porque estos rubros no necesariamente implican una afectación a la caja y por el contrario puede usarse como una forma de “ajustar” las cifras con unas partidas netamente contables. 

Por su robustez, el EBITDA es un indicador financiero fundamental que proporciona una visión clara del rendimiento operativo de una empresa. Su capacidad para eliminar elementos no relacionados con la operación principal hace que sea una herramienta valiosa para inversores y analistas financieros que buscan tomar decisiones informadas sobre dónde asignar su capital.

Sin embargo, también cuenta con algunas debilidades de análisis, por lo que es importante que antes de tomar cualquier decisión de inversión, consulte con su asesor financiero de confianza.

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