Si estás pensando en invertir tu dinero, probablemente hayas escuchado hablar de los fondos mutuos y los ETF (Fondos Cotizados en Bolsa). Ambas opciones permiten acceder a una diversificación de activos, como acciones, bonos y materias primas, pero tienen características y ventajas diferentes.
Por un lado, los fondos mutuos reúnen el dinero de inversionistas para construir una cartera diversificada que puede ser gestionada de manera activa o pasiva. En la gestión activa, los administradores del fondo analizan el mercado y toman decisiones con el objetivo de superar el retorno de un índice específico, lo que suele generar mayores costos debido a la intervención constante. Por otro lado, los fondos de gestión pasiva replican un índice, como el S&P 500, con costos operativos más bajos.
Por el otro, los ETF se destacan por cotizar en la bolsa, lo que les da liquidez: pueden comprarse y venderse a lo largo del día como si fueran acciones, a diferencia de los fondos mutuos, que se compran y venden directamente a través del administrador y solo al cierre del mercado. Esta característica hace que los ETF sean más fáciles de monitorear, ya que su precio varía en tiempo real.
Otra diferencia importante que se puede encontrar entre los fondos mutuos y los ETF es el impacto de las comisiones. Mientras que los fondos mutuos suelen tener cargos por ventas, comisiones de gestión y otros costos operativos que pueden afectar la rentabilidad, los ETF, al ser principalmente pasivos y menos complejos, suelen tener unos costos más bajos, esto los convierten en una opción atractiva para quienes buscan reducir los costos asociados a sus inversiones.
No obstante, hay que tener en cuenta que cuando se habla de impuestos, el impacto depende de varios factores, por ejemplo, la residencia del inversionista y el lugar en que esté domiciliado el fondo. Por ejemplo, un ETF adquirido en el Mercado Global Colombiano está sujeto a la regulación tributaria de Colombia, independientemente de que el ETF sea internacional. Dependiendo, también, de dónde esté incorporado el fondo, puede ser más conveniente tributariamente, esto sucede, según precisan expertos, en lugares como Irlanda o Luxemburgo.
Armando Alfonso Mejía, jefe de Propuestas de Inversión Banca Patrimonial en Banco Davivienda, explica que, por ejemplo, toda inversión domiciliada en EE.UU. tiene implicaciones tributarias para los no residentes. Por ejemplo, el Non-Resident Tax es un impuesto del 30% aplicado a cualquier dividendo o rendimiento periódico que otorgue algún vehículo que cotice en bolsa (como acciones o ETF). Además, el Estate Tax en EE.UU. grava hasta un 40% de los activos que superen los USD 60,000 en caso de fallecimiento del titular de la cuenta de inversión.
En respuesta de las solicitudes del mercado, desde 2019, los fondos mutuos han evolucionado gracias a nuevas regulaciones que permiten que algunos funcionen como ETF activos, lo que, según han mencionado los expertos, representa un avance significativo en el sector financiero al combinar bondades: la experiencia de los administradores profesionales que buscan maximizar el rendimiento con la flexibilidad y accesibilidad de los ETF.
Antes de elegir uno u otro, es fundamental que dedique tiempo a comprender las opciones que están disponibles en el mercado y lo complemente con asesoría profesional. Una buena educación financiera puede marcar la diferencia a la hora de tomar decisiones de inversión que se alineen tanto con sus objetivos y necesidades, como con los niveles de tolerancia al riesgo que tenga.
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