La llegada del coronavirus ha tenido efectos importantes en el mercado laboral. Según las últimas cifras del DANE, en el trimestre móvil de junio a agosto la tasa de desempleo femenino fue de 24,2% y la de los hombres de 15,3%, es decir, existe una diferencia de 9 puntos porcentuales. Esta situación se agrava al considerar los centros poblados y rurales dispersos, en donde la brecha es de 11,9 puntos porcentuales. Con la pandemia, las mujeres han sido las más afectadas: han perdido más trabajos, los sectores con mayor participación femenina sufren de más informalidad y se vieron más golpeados por el COVID-19. Además, cerca de 1,7 millones de mujeres han tenido que dejar sus trabajos para dedicarse a labores de cuidado o del hogar. Esta situación ha agravado la brecha laboral y salarial, generando un retroceso en el proceso que se había venido dando hacia la paridad de género. Dicho esto, se evidencia que, como sociedad, debemos trabajar de forma articulada desde varias aristas para reducir la brecha de género. Una de las aristas desde la que se puede gestionar un cambio es la financiera, pues según BID Invest, la institución del sector privado del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), la inversión con enfoque de género puede ayudar a labrar el camino hacia la igualdad entre hombres y mujeres en América Latina y el Caribe. El informe realizado por esta organización menciona tres alternativas para incorporar el género en el marco de las decisiones de inversión: i) invertir en empresas dirigidas por mujeres, ii) invertir en empresas que promuevan la igualdad de género en el lugar de trabajo y iii) invertir en empresas que desarrollan productos y servicios que impactan positivamente a las mujeres. Ahora bien, es fundamental aclarar que, más allá de ser inversiones responsables socialmente, el enfoque de género en las finanzas tiene un gran potencial de generar retornos, fomentar el crecimiento económico y el desarrollo de la región. Se ha demostrado que las empresas y países que incluyen y empoderan a sus mujeres tienen mejor desempeño que aquellos que no lo hacen. De hecho, el estudio “The power of parity” de la consultora McKinsey encuentra que, en un mundo en que las mujeres participen de la economía del mercado en igual medida en que lo hacen los hombres, América Latina tiene una oportunidad de crecimiento anual del PIB de US$2.600 trillones en 2025. En conclusión, más allá de los valores, existe una oportunidad enorme en la igualdad de género para aumentar el perfil riesgo/recompensa de las carteras inversionistas. Lo invitamos a leer este artículo: “Invierta desde su celular en el mercado de valores“.
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