Desde hace algunos años los países han volcado sus esfuerzos hacia la conservación del medio ambiente y el establecimiento de economías más sostenibles. Los gobiernos, las empresas y los ciudadanos son cada vez más conscientes de los riesgos e implicaciones de fenómenos como el cambio climático y, por esto, han empezado a tomar acciones al respecto.
Especialmente, desde la firma del Protocolo de Kioto (2005) y del Acuerdo de París (2015), se ha avanzado hacia un planeta más comprometido con el medio ambiente. En pocas palabras, el mundo está cambiando y con este las necesidades de la sociedad, los empleos y las habilidades que los empleadores están demandando.
Sobre esto, el Foro Económico Mundial (FEM) proyecta que para 2030 las compañías y los gobiernos requerirán abrir “empleos verdes” para lograr adaptarse al cambio y desarrollarse en este nuevo ambiente. Los empleos verdes son definidos por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) como aquellos trabajos en agricultura, actividades de fabricación, investigación y desarrollo, administración y servicio que contribuyan sustancialmente a preservar o restaurar la calidad medioambiental. En otras palabras, los empleos ambientales buscan proteger y promocionar el medio ambiente o minimizar el impacto que se genera en el planeta.
Al respecto, el FEM menciona que para el 2030 se generarán cerca de 395 millones de trabajos verdes y que el sector tendrá un volumen de negocios de aproximadamente US$10 billones. No obstante, esta transformación también implicará que los trabajadores desarrollen nuevas habilidades.
Un informe de The Balance Careers publicado en la BBC destaca ciertos empleos de esta clase que recientemente han tenido alta demanda en el mercado laboral internacional, entre ellos se encuentra: director de sustentabilidad, constructor de edificios sustentables, abogado medioambiental o ingeniero ambiental.
Sin embargo, una creencia errónea sobre este tipo de trabajos es que solo algunos sectores se verán beneficiados, pues hay empleos verdes en todas las áreas de la economía. Cada producto o servicio tiene detrás una cadena productiva que necesita personal especializado, por lo que todos pueden estar involucrados en la preservación del medio ambiente.
Un ejemplo de esto es la fabricación de un vehículo eléctrico: pues se necesita el diseño, los materiales, la construcción, alguien que lo comercialice, quién lo repare y le haga mantenimiento, proyectos de infraestructura que hagan viable su uso y demás.
En conclusión, este tipo de trabajos con el tiempo se han vuelto más competitivos en el mercado, ya que son rentables y en diferentes países las empresas responsables social y ambientalmente reciben subsidios estatales, de acuerdo con la BBC. Además, la alta demanda de empleos verdes es una noticia alentadora, el mundo debe seguir orientándose hacia la protección del medio ambiente para tener un desarrollo económico a largo plazo.
Lo invitamos a leer el artículo “El cisne verde y la importancia de las inversiones sostenibles”
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