¿Cómo manejar las emociones al momento de invertir?

Manejar las emociones al invertir
Emociones como el miedo o la ansiedad afectan las decisiones de inversión.

Los seres humanos somos emocionales. La mayoría de las decisiones que tomamos en la vida están influenciadas por nuestro estado de ánimo. Las elecciones financieras y de inversión, no son la excepción, pues nuestros sentimientos inciden en ellas. 

En ocasiones, emociones como el miedo nublan las decisiones de los inversionistas. El temor ante situaciones de incertidumbre, riesgo o pérdida de dinero lleva a las personas a reaccionar negativa e irracionalmente respecto a su portafolio de inversión. Por ejemplo, algunos deciden vender rápidamente sus activos ante desvalorizaciones, en lugar de esperar a que se recuperen. 

También, el exceso de confianza lleva a sobrevalorar los conocimientos y desmeritar opiniones contrarias al momento de emitir un juicio o tomar una decisión. Como resultado, los inversionistas tienden a infravalorar los riesgos y sobreestimar las ganancias. 

Los sentimientos y sesgos, en ocasiones, nublan las decisiones de inversión. Por eso, es importante que, los inversionistas reconozcan, interpreten y controlen aquellas emociones que pueden impactar la gestión de sus portafolios. A continuación, les brindamos algunas recomendaciones para manejar las emociones al momento de invertir. 

5 recomendaciones para gestionar las emociones al invertir

1. Identifique la emoción

La teoría del Behavioral Finance ha estudiado el comportamiento de las personas en el ámbito de la economía y las finanzas. Ha encontrado que existen sesgos del pensamiento que pueden afectar las decisiones de inversión. 

Estos sesgos pueden ser emocionales o cognitivos. Los primeros se refieren a trampas mentales con tendencia a tomar decisiones basadas en sentimientos e impulsos, en lugar de basarse en los hechos. Y, los segundos, se refieren a trampas mentales con tendencia a interpretar erróneamente la información. 

Ambos sesgos pueden llevar a los inversionistas a tomar decisiones precipitadas sobre su portafolio y gestión de activos. Por ello, el primer paso es hacer un autoexamen, con el fin de identificar cuál es la emoción que lo está empujando a tomar las decisiones.  Si quiere conocer algunos sesgos, lo invitamos a leer el artículo: “Entérese cuáles son los sesgos que impactan sus decisiones de inversión”. 

2. Mantenga la calma

Diferentes elementos, externos e internos, pueden perturbar el estado de ánimo del inversionista. Por ejemplo, la caída en el mercado de valores o la opinión de un conocido puede incidir en las emociones de una persona. Para hacerle frente a cualquiera de estos factores, la clave es mantener la calma.

Tómese todo el tiempo que necesite para analizar con “cabeza fría” cuál inversión le conviene más según el contexto económico, su perfil de riesgo y otros aspectos relativos a la inversión: objetivos, tiempo,  tipo de activo, entre otros. Es decir, debe prevalecer la razón sobre la emoción.

3. Conozca su perfil de riesgo

Es importante conocer qué riesgos está dispuesto asumir y qué rendimientos espera obtener. Esto lo ayudará a elegir las inversiones que le generen la rentabilidad que espera respetando su nivel de tolerancia al riesgo. Lo más importante es que se sienta tranquilo y cómodo con su portafolio. 

4. Tenga claro su objetivo y estrategia de inversión 

Conocer cuáles son sus razones para invertir y qué quiere lograr, le permitirá definir una estrategia concreta y un horizonte de tiempo específico. Tener un plan le ayudará afrontar las emociones y a tomar decisiones más racionales.

5. Solicite la asesoría de profesionales

La perspectiva de un profesional especializado en inversión es fundamental, pues le aportará una opinión racional sobre sus activos y le dará recomendaciones objetivas para la gestión de su portafolio. Por esto, es recomendable que, solicite la ayuda de un experto antes de tomar una decisión de inversión  

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