Cómo prepararse financieramente para enfrentar gastos médicos crecientes

Persona mayor revisando sus finanzas con documentos y calculadora

En la vida existen gastos que no se pueden postergar. Uno de ellos, sin duda, es el gasto en la salud. A medida que envejecemos, las visitas al médico se pueden hacer más frecuentes, los tratamientos pueden volverse más complejos y, en algunos casos, los costos aumentan. Incluso en etapas tempranas de la vida, un diagnóstico inesperado o un accidente pueden alterar por completo la estabilidad financiera de una familia.

Por eso, prepararse con anticipación para asumir estos imprevistos no es solo una decisión responsable, es una necesidad. Y si bien el sistema de salud cubre una parte de los gastos, cada vez es más evidente que se requiere una estrategia financiera para complementar esa cobertura. En este artículo, conozca cómo usar seguros, inversiones y ahorros programados como herramientas efectivas para estar mejor preparado frente a este tipo de situaciones.

Seguros complementarios: su primera línea de defensa

Tener un seguro de salud es un pilar fundamental en cualquier estrategia para enfrentar gastos médicos. Pero en muchos casos, los planes básicos no cubren todo. Por eso existen los seguros complementarios, que ofrecen coberturas adicionales, como hospitalización en habitaciones privadas, medicamentos no incluidos en los planes obligatorios o servicios de médicos especialistas sin largas listas de espera.

Otra alternativa son los seguros con cobertura para enfermedades graves, que entregan una suma asegurada si se diagnostica alguna patología compleja como cáncer, infarto o accidente cerebrovascular. Esta suma puede usarse para cubrir tratamientos, terapias, transportes, cuidados domiciliarios o cualquier otro gasto que surja durante el proceso.

También es importante considerar los seguros de renta diaria por hospitalización. Este tipo de pólizas entregan una cantidad fija por cada día de internación, lo que resulta útil cuando la persona pierde ingresos por no poder trabajar. En todos los casos, la clave es revisar muy bien las condiciones, exclusiones, tiempos de carencia y límites de cobertura. No se trata de contratar “más seguros”, sino de contar con una protección alineada a su situación.

Ahorro programado: constancia que da tranquilidad

El ahorro programado es otra herramienta valiosa para prepararse ante los gastos médicos, especialmente cuando se trata de metas a largo plazo. Puede usarse para complementar su fondo de emergencias, costear procedimientos específicos (como cirugías programadas), o incluso para construir un capital que le permita contratar un seguro más robusto en el futuro.

Este tipo de ahorro funciona bajo una lógica sencilla: destinar una cantidad fija cada mes a una cuenta especial, usualmente con restricciones de uso. Al hacerlo de forma automática, usted elimina la tentación de gastar ese dinero y va construyendo, paso a paso, un colchón financiero que puede marcar la diferencia cuando más lo necesite.

Existen opciones bancarias específicas para este tipo de metas, así como fondos de inversión que permiten aportes periódicos desde montos bajos. En cualquier caso, la recomendación es que el ahorro tenga un propósito. Eso no solo aumenta su motivación para mantener el hábito, sino que le permite elegir el instrumento más adecuado según el plazo y el nivel de riesgo que esté dispuesto a asumir.

Inversiones líquidas: protegerse más allá de lo básico

Cuando se trata de salud, muchas veces el tiempo es lo más valioso. Una urgencia médica no espera a que se venza un CDT de 360 días. Por lo tanto, contar con una parte de su dinero en inversiones líquidas —activos que pueden convertirse en efectivo rápidamente— es clave para tener una respuesta inmediata sin endeudarse o deshacer otras inversiones a pérdida.

Este tipo de activos permiten acceder a su dinero con rapidez, pero sin dejarlo improductivo. Son una solución intermedia entre la seguridad de tener efectivo a la mano y la necesidad de obtener rentabilidad. Dentro de esta categoría se encuentran los Fondos de Inversión Colectiva (FIC) abiertos, que permiten retirar el dinero y diversificar el capital. También están los CDT a corto plazo, que aunque tienen una fecha de vencimiento, ofrecen rendimientos y permiten planear su disponibilidad en lapsos cortos, como 30, 60 o 90 días.

Construya una estrategia integral

Enfrentar los gastos médicos crecientes no depende de una sola herramienta financiera. La verdadera clave está en construir una estrategia integral que combine protección, liquidez y disciplina. Además, recuerde que esta planificación no debe hacerse solo una vez. Su situación personal, familiar y de salud puede cambiar con el tiempo, al igual que los costos asociados a la atención médica.

Por eso, es recomendable revisar esta estrategia al menos una vez al año, idealmente cada trimestre, y ajustarla de ser necesario. En definitiva, prepararse para los gastos médicos es prepararse para cuidar su bienestar y su independencia financiera. Y hacerlo a tiempo es la mejor decisión que puede tomar para usted y su familia.

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