La sostenibilidad se ha convertido en uno de los eslabones del mercado actual, se busca en las empresas, en los hogares y claro, en las inversiones. La empresa de auditoría KPMG incluso habla de una megatendencia con influencia en los negocios. Y, precisamente, esta coyuntura ha logrado que la inversión sostenible gane popularidad entre quienes buscan que sus decisiones financieras estén alineadas con sus valores. Sin embargo, a la par se han creado varios mitos que distorsionan la realidad y las oportunidades de esta alternativa cuando se quiere invertir.
En este artículo se desmentirán dos mitos en específico: que la inversión sostenible no es rentable y que únicamente está relacionada con la ecología y el cuidado del medio ambiente, los cuales, además, son de los temas más comunes de escuchar.
Mito 1: La inversión sostenible no es rentable
Uno de los mayores mitos es que la inversión sostenible no es rentable y que invertir con criterios de sostenibilidad implica sacrificar retornos financieros. Sobre esta afirmación ha habido múltiples comentarios por parte de expertos e incluso, una investigación que se publicó en 2015 en el Journal of Sustainable Finance & Investment, analizó más de 2.000 estudios empíricos y concluyó que la incorporación de factores ESG (ambientales, sociales y de gobernanza, por sus siglas en inglés) tiene, en la mayoría de los casos, un impacto positivo en el rendimiento financiero de las empresas.
Un panorama similar arrojó el Estudio Global de Inversión de Schroders (2018), el cual explicó que si bien algunos inversores aún dudan de la rentabilidad de las inversiones sostenibles, hay evidencia de que estas pueden igualar o incluso superar los retornos de las inversiones tradicionales a largo plazo. ¿La explicación?, al adoptar prácticas sostenibles, las empresas cuentan con una mayor preparación para enfrentar futuros riesgos como la escasez de recursos o el cambio climático, esto mejora su estabilidad y su potencial de crecimiento.
Mito 2: Todo gira en torno a la ecología
Es posible que al hablar de sostenibilidad la primera imagen que venga a su mente sea de algo relacionado con la naturaleza; lo que suele alimentar este segundo mito, con el que se cree que cualquier inversión sostenible gira en torno a la ecología y temas como las energías renovables o prevenir la contaminación, pero lo cierto es que las posibilidades son varias.
Los factores ESG también incluyen aspectos sociales y de gobernanza, los cuales son cruciales para evaluar el compromiso de una empresa con el bienestar de sus empleados, la comunidad y sus prácticas éticas. Por ejemplo, si nos centramos en la S de social, esta se enfoca en aspectos como la diversidad, las políticas de igualdad de género y las condiciones laborales, mientras que la G de gobernanza analiza la ética y la responsabilidad en la toma de decisiones, la relación con los accionistas y hasta la estructura del consejo directivo.
Esto quiere decir que a la hora de invertir, la atención no sólo estará puesta en el impacto ambiental, sino en la compañía o sector de manera integral, lo que tiene en cuenta la responsabilidad social y la buena gestión, que haya una verdadera responsabilidad en todos los aspectos, desde la ética hasta las finanzas y esto se verá reflejado, posiblemente, en una mayor rentabilidad.
Estos y otros mitos alrededor de la inversión sostenible, como que solo aplica para mercados desarrollados, se deben, principalmente, a la desinformación, pero al acercarse de cerca y evaluar los resultados, es posible hablar de que lejos de ser solo una tendencia o una estrategia “verde”, la inversión sostenible puede ser vista como una forma innovadora y eficiente para enfrentar coyunturas sociales y ecológicas, a la par que deja beneficios financieros, con lo que permite apostarle a ser rentable y responsable al mismo tiempo. Recuerde que antes de hacer cualquier inversión lo mejor es asesorarse y empaparse del tema.
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