¿Alguna vez se ha preguntado cómo puede afectar el cambio climático a la economía? El aumento de la temperatura en el planeta, producto de la actividad humana e industrialización, es un tema que afecta la vida de las personas, por ejemplo, en el aire que se respira. Pero, también, es un factor que impacta las finanzas. Los temblores, ciclones tropicales, inundaciones, incendios forestales, sequías, entre otros fenómenos, han afectado la economía a nivel mundial. Según El País de España, entre 2010 y 2019, el calentamiento global generó pérdidas por US$3 billones y existe el riesgo de que los impactos sean aún mayores. De acuerdo con este periódico, si no se hace frente a la crisis medioambiental, las temperaturas globales aumentarán en más de 3 grados centígrados y el Producto Interno Bruto (PIB) mundial perderá un 18%, en los próximos 30 años. Teniendo presente las consecuencias del cambio climático, el sector financiero ha incluido esta problemática dentro de sus preocupaciones. Así lo reveló un informe de KPMG, una reconocida firma de auditoría, el cual mostró que el 72% de los bancos encuestados consideran que, el calentamiento global es un riesgo financiero que afecta al sector en el mediano plazo.
Cambio climático: tipos de riesgos financieros
Según el Centro para el Progreso de Estados Unidos, existen dos tipos de riesgos financieros asociados al cambio climático.
- Riesgos físicos. Provienen de los efectos directos del cambio climático, como, por ejemplo, eventos meteorológicos o cambios en el ecosistema, los cuales pueden perjudicar la capacidad productiva, generar daños físicos, afectar los bienes, entre otros. Estos impactos pueden trasladarse a entidades financieras y compañías de seguros, que actúan como acreedores. Adicionalmente, las catástrofes naturales pueden ocasionar emigración, descenso en los precios de la vivienda e incremento en los índices de pobreza, lo cual podría impactar la estabilidad financiera de un país.
- Riesgos de transición. Están vinculados a la transformación hacia una economía descarbonizada, es decir, aquella en la que se implementen normas y medidas encaminadas a la reducción de la emisión de gases de efecto invernadero, principal causante del calentamiento global. La transición hacia este tipo de economía puede ocasionar cambios en la demanda, afectaciones en ciertos sectores, valorización o desvalorización de activos, entre otros.
Por lo anterior, el cambio climático y la transición hacia una economía descarbonizada es un asunto que involucra al sector financiero. De acuerdo con KPMG, las entidades pueden contribuir a la mitigación del calentamiento global y a la transición verde, por medio de instrumentos de ahorro e inversión que canalicen los recursos hacia iniciativas que protejan el medioambiente. Un ejemplo son los créditos que financian vehículos eléctricos o edificios verdes; los fondos de inversión sostenible, los cuales destinan los recursos de las personas a iniciativas con Criterios Ambientales, Sociales y de Gobernanza (ASG); los títulos de deuda verdes; entre otros. Finalmente, en el mercado, hay otras opciones que ofrecen posibles rendimientos mientras se contribuye a la sostenibilidad. Este es el caso de la inversión en acciones de compañías que fomentan energías renovables. Lo invitamos a leer el artículo: “¡Invierta y haga parte de la solución al calentamiento global!”.
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