Los riesgos de pedir prestado dinero a un agiotista o a un “gota a gota”

 

Los agiotistas o “gota a gota”, como se les conoce popularmente a los prestamistas informales, son personas a las que se acude para solicitar dinero de manera ágil y sin mayores trámites. Sin embargo, lejos de ser una buena opción, este tipo de préstamos, que en ocasiones son estafas, se caracterizan por sus elevados intereses y porque sus prestamistas recurren a la violencia para recuperar el dinero de sus prestatarios en caso de demoras.

El agiotista o prestamista “gota a gota” es la persona que presta dinero a un interés muy por encima de las tasas del mercado; es decir, por encima de la tasa de usura, que en la actualidad es del 33,5%.

Regularmente el préstamo que se ofrece es a corto plazo, entendiendo esto como días o semanas.

El origen de esta práctica no está documentada, pero se estima que ha estado presente desde hace muchos años. De acuerdo con la Real Academia Española el agiotaje (palabra derivada de agio y del italiano aggio que significa “añadido”), se refiere al suministro de dinero, a cambio de una tasa de interés exageradamente elevada.

En Colombia, este tipo de práctica ha estado presente desde hace décadas y, de acuerdo con el Periódico El Espectador, en regiones como la Costa Atlántica son toda una tradición con una estrategia publicitaria muy efectiva, el voz a voz, para así llamar la atención de los clientes.

Pero ¿Cómo funciona? y ¿Cuál es el trámite que solicitan estos prestamistas?

La persona que necesita dinero acude al agiotista o “gota a gota”, el cual, de acuerdo con la suma y el plazo solicitado, fija los intereses a cobrar, los cuales por lo general pueden llegar a superar el 15% mensual; es decir, 435% Efectivo Anual (EA), de acuerdo con Asobancaria.

Si el cliente acepta, debe entregar una letra de cambio que respalde la deuda, generalmente firmada en blanco.

En contraprestación, el cliente recibe la suma de dinero que solicitó y una factura como constancia. Cada pago que realice se anota en un talonario, el cual se encuentra en poder del prestamista.

De acuerdo a las estadísticas del Banco Mundial, en su estudio Global Findex de 2014, el 6,5% de la población colombiana está expuesta a prestamistas informales. La cifra, de acuerdo con la Banca de las Oportunidades, está en línea con el estudio de demanda de inclusión financiera de 2015, el cual indica que el 9% de los microempresarios y el 6% de las personas en el país acuden a prestamistas informales.

Los peligros de este tipo de prácticas radican en que, en muchas ocasiones, la tasa de interés que cobran está por encima de la tasa de usura.

La reglamentación es clara y aquellos establecimientos de crédito, comerciales o personas que cobren una tasa de interés que supere el 33,5% EA, incurrirán en el delito de usura, el cual es castigado con cárcel.

Además de lo anterior, y de acuerdo con Asobancaria, otro de los riesgos al acceder a esta modalidad de préstamo informal y no regulado, es que los prestamistas para recuperar sus recursos en algunos casos recurren a medios represivos que pueden atentar contra la vida e integridad de los prestatarios.

¿Qué alternativas existen?

Para el sector bancario y para el Gobierno Nacional, este tema es de interés. Por esa razón, en 2014 se expidió el Decreto 2654, el cual permite a las entidades financieras ofrecer créditos de bajo monto a los colombianos.

Este tipo de créditos están diseñados para cualquier tipo de persona natural, inclusive aquellos que tienen trabajos informales o los que ni siquiera tienen. Los requisitos de solicitud son sencillos y, por lo general, no tienen mayor demora en su aprobación.

Recuerde que cualquier actividad financiera que se realice es mejor hacerla con entidades vigiladas por la Superintendencia Financiera de Colombia. Existen a la mano alternativas como los créditos de bajo monto, por ejemplo, con los que puede obtener el dinero que necesita en corto plazo y sin mayores papeleos.

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